Un fuerte cimbronazo sacude a la ciudad de Capitán Bermúdez tras la decisión del intendente Daniel Cinalli de no renovar alrededor de 110 contratos de trabajadores municipales. La medida deja a decenas de familias sin su fuente laboral y abre un nuevo frente de conflicto en el ámbito político y gremial.
Según trascendió, muchos de estos contratos precarizados se habrían originado durante las últimas campañas eleccionarias, y varios de los empleados cumplían funciones dentro de las oficinas para el Ejecutivo municipal y otros resolviendo problemas en la vía pública. La determinación de dar por finalizado sus vínculos, fue interpretada por distintos sectores como una decisión política injusta, genera preocupación en la comunidad.
La medida deja en claro que para la gestión del rosarino Daniel Cinalli, que hace rato pretende ocupar el cargo de senador, los trabajadores son “descartables”, ya que prescinde de más de un centenar de personas que, hasta hace pocos días, formaban parte de la estructura municipal.
Lo llamativo es que hasta el momento el Sindicato de Trabajadores Municipales, conducido por Jesús Monzón, no ha emitido declaraciones públicas sobre el tema. El silencio gremial contrasta con la magnitud del impacto que provoca la medida en la ciudad y con la incertidumbre que viven las familias afectadas.
Los concejales, ni oficialistas ni opositores tampoco abrieron la boca para denunciar esta situación, sólo algunos preguntaban en los pasillos preocupados por cobrar su propia dieta: "hoy es 8 y todavía no cobramos", reclamaba un concejal oficialista.
Mientras tanto, los trabajadores despedidos y sus allegados aguardan una respuesta que les devuelva certidumbre en medio de un contexto económico cada vez mas difícil, donde perder un empleo representa un golpe aún más duro.