Pandemias de incertidumbres

    La cuarentena seguirá por un tiempo más, pero, ¿qué pasará cuando se levante en su totalidad? ¿La vida continuará siendo la misma, exactamente igual a como era antes de que comenzara esta pandemia? Muy difícil. Y no solamente porque esta pandemia en particular nos obligue a reeducar las conductas sociales que manteníamos, en sus formas, sino porque nos obliga también a replantearnos muchas cosas más profundas, entre ellas el sistema de vida, con un consumismo exacerbado, con los valores olvidados, con la continua sobreexplotación de la naturaleza, con la falta de respeto a la vida en general, con sistemas políticos y económicos que no responden a una necesidad de la humanidad. 

    En fin, son tantas cosas que sería largo enumerarlas. Pero estos cambios no se van a producir como consecuencia de esta pandemia, ya venían asomando en el horizonte de este siglo XXI. La tecnología nos está sacando ventaja desde hace tiempo y no controlarla nos puede ahogar en el inmenso mar de la estupidez humana. 

    Hoy nos encontramos en una total incertidumbre: cómo continuará la pandemia y hasta dónde nos golpeará el coronavirus; cómo seguiremos con la profunda y grave situación económica y cuáles serán nuestros derroteros sociales, políticos, económicos en el futuro ¿Qué cambios nos esperan a la vuelta de la esquina?

    En lo individual, en las personas se desata una sensación de solidaridad para ayudar, para colaborar, pero también se opone una sensación de temor hacia el otro, al que puede estar infectado. La desconfianza y la solidaridad, como dos caras de la misma moneda, como el ying-yang de la realidad, infecta nuestras vidas del mismo modo que la enfermedad.

    El virus recorre como un mensajero de los dioses todos los rincones de la vida humana. Elije, quién sabe con qué razones, a quién infectar y matar o quién lo portará sin ser afectado, para que pueda seguir transmitiendo a otros y otros. Mientras tanto, el temor nos invade y hasta ha paralizado a muchos líderes mundiales, aquellos que creímos que sabrían qué hacer. Pero los tomó de sorpresa, ocupados en sus negocios y en sus guerras miserables. 

    Otros tiempos se avecinan, distintos, quizás mejores o peores, pero está en todos nosotros comenzar ese único y difícil camino que nos queda, que es intentar cambiarnos a nosotros mismos, comprender que la vida es mucho más que caminar desorientados y esperando a que algo ocurra. Porque si no generamos nuestros propios destinos a conciencia, pandemias y catástrofes más terribles nos encontrarán distraídos y nos golpearán más fuerte que la actual.

     

     

     

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